Una historia de Irina Reim de 6to "A"
Esta es una historia de hace muchos años atrás, recordados por una señora de 86 años. Ella me contó esto:
"En aquellos tiempos la escuela no era parecida a la de ahora, era un lugar respetado, también se respetaba a los maestros, que en aquellos tiempos eran: la Señorita Vera Sajaroff, la Señorita Matilde Segal, la Señorita María Anijovich y algunos otros que no recuerdo. El director se llamaba Máximo Castro.
Las Fiestas Cívicas se selebraban con mucha emosión, venían niños de otras colonias.
La escuela era muy fría en el invierno, pero cuando nos reuníamos en el aula todo el calor del cuerpo humano era suficiente. Terribles eran los fríos, pero nosotros llegábamos todos los días, no teníamos calefacción, cuando la maestra nos sonreía éramos felices..."
A esta historia me la contó Magdalna Céspedes, una señora que vino a esta escuela y sus hijos también. Ella nació acá, en Villa Domínguez y me dijo que vino a morir acá, a su lugar...
Esta es una historia de hace muchos años atrás, recordados por una señora de 86 años. Ella me contó esto:
"En aquellos tiempos la escuela no era parecida a la de ahora, era un lugar respetado, también se respetaba a los maestros, que en aquellos tiempos eran: la Señorita Vera Sajaroff, la Señorita Matilde Segal, la Señorita María Anijovich y algunos otros que no recuerdo. El director se llamaba Máximo Castro.
Las Fiestas Cívicas se selebraban con mucha emosión, venían niños de otras colonias.
La escuela era muy fría en el invierno, pero cuando nos reuníamos en el aula todo el calor del cuerpo humano era suficiente. Terribles eran los fríos, pero nosotros llegábamos todos los días, no teníamos calefacción, cuando la maestra nos sonreía éramos felices..."
A esta historia me la contó Magdalna Céspedes, una señora que vino a esta escuela y sus hijos también. Ella nació acá, en Villa Domínguez y me dijo que vino a morir acá, a su lugar...